miércoles, 7 de marzo de 2012

LA TRAICION DE PROMETEO

LA TRAICION DE PROMET EO

Y pensar que ya son 30 años que nos conocemos, Pajarito, sí ya sé que no te gusta que te llamen así. Bueno, bueno, perdóname Lucho es que en los últimos tiempos, me gusta regresar a esos años, cuando éramos sólo colegiales, sin otra responsabilidad que chonguear y pasar los cursos como sea. La vida era tan simple, tan fácil...Pero antes de seguir recordando déjame avivar un poco más el fuego, que siento un frío cortante y extraño, acá en mi pecho.

La Gran Unidad Escolar Alfonso Ugarte, fue fundada en honor del heroe peruano Don Alfonso Ugarte y Vernal el 2 de junio de 1927, durante el gobierno del Presidente Augusto B. Leguia., por Decreto Supremo Nº 1706 del 2 de julio de 1927. En sus inicios funcionó a espaldas del ex Ministerio de Educación, (en la Av. Abancay) hasta el año 1951. En 1952 se trasladó al actual local del distrito de San Isidro, constituyendose desde esta fecha como Gran Unidad Escolar, fue durante el gobierno del General Don Manuel A. Odria. El Colegio Alfonso Ugarte ha sido dirigido por prestigiosos educadores, como don Alberto Rivera y de Pierola, Víctor Vera Cubas, Jorge Castro Harrison, Luis Hurtado, Adrián Albarracin y el profesor Pelaez y muchos más

Te habían puesto Pajarito, por esa figura esmirriada, de nariz larga y aguileña, apenas te vieron llegando al primero J del Alfonso Ugarte, En verdad la chapa era suave, el primer año la pasaste bien , pero en segundo la cosa cambió cuando entraron Sevilla y Canario, dos mariconazos de marca mayor, a quienes les gustaba pasear juntos en la hora del recreo por la canchita y el gimnasio, mientras todo el colegio los silbaba, llamándoles rosquetes y algunos los más avezados, hasta les metían la mano con el mayor desparpajo

-Dime Lucho, si un canario es un pajarito, se puede decir que tú y Canario son del mismo bando...

  • Nada que ver con los rosquetes, yo soy bien macho.

Pero te fregaron duro de todas maneras, hasta que empezó tu fructífera carrera de dibujante, primero caricaturizando a todos los que te jodían y después haciendo dibujos para los cursos de Geografía e Historia, y así suave, suave,pasaste piola. Cuántos Bolognesis, Túpac Amarus, fueron creados, nunca gratis, por tus manos. Y cuando no te querían pagar lo que pedías, presionabas y lo hacias como un buen pendejo

-Oye Pajarito, pero este Miguel Grau está con ojos de loco

-Dame una china más y te lo arreglo

No hay luna en esta noche oscura, llena de un silencio apenas quebrado por la fina garúa de Julio. Hay que atizar el fuego un poco más, sí ya sé, que no sientes tanto frío como yo, pero verdad se me está colando como si nada me cubriera, que extraño no, deben ser mis ideas, quizás me esté convirtiendo en un loco, un Moquillaza . Te acuerdas de cuando nos escapamos una tarde, antes del curso de Geometría y escogimos el Gimnasio. Recién ya ganando el muro nos dimos cuenta que era alto, lo bastante para que el loco Moquillaza se mariconeara y bien feo:

  • Si salto de acá, se me descuelgan los huevos, soy loco pero no cojudo

Fue la primera vez de tantas, en que domine el miedo. Con el tiempo he aprendido que no es gran cosa, lo único que se requiere es saber que es posible y si otros lo han hecho por qué tu no, así de sencillo, es. Lo difícil, lo imposible, es manejar el asco de tantas cosas que no creo que entiendas.

Tampoco arrugamos esa vez que fuimos con Aparicio a las ruinas de Añay, en la sierra de Huaral, en ese viaje de miércoles de seis horas con esas carcochas de carrocería de madera, que rechinaban terriblemente en cada curva del camino polvoriento y afirmado, apiñados entre la gente y sus bultos llenos de alimentos, gallinas y cuyes, con esa suma de olores de sierra, a los que nos acostumbramos al toque. Y cuando llegamos a la Florida, y nos dijeron que las ruinas estaban a tres horas por una quebrada escarpada, no nos amilanamos y emprendimos una subida de mierda, en plena altura. Con cada curva subiendo y subiendo, rápidamente nuestras piernas se hicieron leña y el corazón, por lo menos el mío, se desbocaba con cada paso que daba. Fue recontra bravo, tanto que faltando como media hora Aparicio ya no pudo más.

-Aquí me quedo, déjenme una navaja por si viene un puma, por lo menos para hacerle cosquillas

Y como siempre, nosotros seguimos hasta el final y llegamos y vimos las ruinas con casas de piedra de entradas piramidales, desperdigadas al filo de la quebrada, algunas de dos y tres pisos, increíblemente conservadas después de tantos años y esa sensación maravillosa de subirse a los techos y con los brazos en señal de victoria, escuchar el dulce aplauso del viento. Una experiencia que me ha gustado repetir muchas veces, aún arriesgando mi propia seguridad, pero como muchas cosas cuya satisfacción se ha ido apagando poco a poco.

Mira, con tanta conversación casi casi se nos apaga el fuego. Como es usual yo soy el que está a su cuidado, será porque creo o creía que soy el primer hombre a quien Prometeo dio a guardar el fuego robado a los dioses lo que permitió el inicio de la civilización. Me imagino al primer hombre fascinado por el fuego, por esa bella mezcla de luz, calor que permitió que el hombre combatiera con éxito al frío, la oscuridad y el hambre y que pronto supo que podía ser dador de vida y dador de muerte. No es de extrañar entonces que los salvajes lo adoraran como un Dios y que el niño que fui quedara deslumbrado por ese cúmulo de sentidos que posee. Mira solamente como las llamas varían tremendamente de color, tamaño, forma, pudiendo ser azules como el océano doradas como el Sol, pequeñas, gigantes, formar miles de figuras definidas como la de ahora Escuchas los cientos de tonalidades en cada crepitación, que dependen en parte, de la fuente de combustión. La melodía de la madera ardiendo es la que más me gusta, junto con esa fragancia que emana del interior del tronco en esa lenta agonía hasta que se convierte en cenizas. Si te concentraras bien, percibirías el contacto rítmico que el fuego hace al aire, cada llama brindando una particular y agitada danza alrededor de él. Comprenderás entonces que no todos los fuegos son iguales. El de hoy, te lo dice un conocedor, es un fuego triste y frío, de malos olores, sin ritmo, de mal augurio. Pero mejor sigamos recordando, antes que se nos consuma el tiempo

De los profesores rayados que tuvimos cómo fregábamos al de religión, el cojo Gómez ¿cuál era su chapa? "El inmortal"(porque nunca estira la pata) o "champú usado" (por medio cojín) creo que ambas y más que no recuerdo ya. Pobre curita, sus clases eran un chongo puro, cuando se volteaba le tiraban papeles, le escupían, le pegaban papeles en la espalda que se los sacábamos antes de que se fuera del salón, no fuera ser que se apareciera en la Dirección con un papel pegado que dijera:"Me gusta el sube y baja" con todas las consecuencias funestas para nosotros ángeles caídos. Pero una vez se cruzó pero bien cruzado y nos jaló a todos, así que no nos quedó más remedio que ir por grupos a dejarle una asignación que nos impuso de castigo, hasta su casa allá en los Barrios Altos, recuerdas que cuando abrió su puerta salió un culo de abejas, que casi nos sacan la mugre.! El cojito tenía un colmenar en su propia casa, con cosecha de cera y miel!, recontra coca cola el curita, pero era buena gente, hasta nos regaló un poco de miel bien rica .

Y del tuerto Mavila,"el cíclope" que casi nos jala en Música, si no fuera porque compramos las flautas que vendía. Y del chato Arias, el de Trigonometría, en la que no entendíamos ni jota del seno, coseno, de las identidades trigonométricas, así que hicimos lo único inteligente inscribirnos en la academia que tenia en las tardes, allá por Surquillo y plagiar con concha y elegancia, el examen final de la academia, que era el mismo que tomaría en el colegio.

Mis manos y pies se han puesto helados, creo que la presión me ha bajado un poco, de repente fumando se me pasa, no creo que te moleste, a ti, que me enseñaste a fumar la hierba y el kete. El negro Ledesma era el más malogrado en ese aspecto, junto con el chato Máximo. Saliendo del Colegio fuimos a un parque y allí bien solapa el negro comenzó a armar los fallos, con una tremenda ansiedad de vicioso, sacando una hoja de la Biblia, la del curso de Religión y todo el mundo requintándome:

-No lo botes¡ golpea ,golpea!

Y comenzamos a fumar para adentro, golpeando, primero el de la grifa y luego el de la pasta. Con la hierba realmente no sentí ni jota, pero con la PBC sólo se me adormeció en algo la boca y no entendía como el negro y el chato comenzaron a reírse sin motivo y a fumar con más y más desesperación. Tú estabas tranquilo, un poco acelerado pero nada más. Felizmente no nos enviciamos, lo nuestro era el cigarro y el trago.

Debo confesarte que personalmente el Colegio me ayudó mucho, me enseñó a ser pendejo para sobrevivir, a defenderme, a vencer el miedo, a no aflojar, a conocer y no dejarme llevar por los vicios, debe ser por eso que vuelvo especialmente en los últimos tiempos a esos años colegiales en que éramos nos divertíamos sin herir a nadie. Pero el tiempo, el implacable, el enemigo, como dice una canción pasó cambiando nuestra vida, llenándonos de responsabilidades, de errores, de crueldad.

y ¿sabes como acabó la mancha?. Todos casados o arrejuntados y con familia, hasta el negro Ledesma, , que entre ingresos y salidas de la cana ,también se dio su tiempo. El loco Moquillaza acabó de empleado en el Municipio de la Victoria, Cajahuanca está como administrador de una empresa de turismo, Aparicio como electricista en SENATI, el cholo Reyes como médico en el Seguro, el chato Chipana como maestro albañil, yo como un correcto Oficial de nuestro glorioso ejército, fiel cumplidor de misiones que la Patria me exige, por más duras que sean. Y tú entraste como debería de ser en la Escuela de Bellas Artes, en tu fuerte el dibujo y todo bien supongo campeonando, colándote de fiesta en fiesta los fines de semanas, desde tu hueco de Lince, metiendo estoy seguro perritas nocturnas a tu librería, para tirártelas con cigarro y harto trago, todo bien hasta que el tiempo o algo te hizo cambiar y derechos humanos, desaparecidos, dictadura, fueron palabras y dibujos muy fuertes y comunes y no sé más y no quiero saberlo ya, ahora que es muy tarde y que el fuego de tus restos partidos ya se apagó para siempre. No, no quiero saber nada en este preciso momento en que he perdido la noción de lo bueno y lo malo , en que soy juez y verdugo, en que me he convertido en un Dios traicionado por Prometeo, que ha robado el fuego de mi vida dejando anclada en mi alma un frío acusador e inmenso y que otros fuegos tristes, sin vida, que me esperan, no lo encenderán jamás.